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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los mercados surfean (de momento) el aluvión de riesgos

Los inversores confían en que los riesgos se neutralicen solos, pero Oriente Medio, Trump y la deuda global apuntan a un entorno más frágil

Operadores en la Bolsa de Nueva York. REUTERS
CINCO DÍAS

Desde el ataque terrorista masivo de Hamás sobre Israel en octubre de 2023, los mercados han mostrado una sorprendente frialdad a la hora de cotizar las sucesivas escaladas militares en Oriente Próximo: los ataques de Israel sobre Gaza, Líbano, Irán (en 2024) y el contraataque iraní. El alza del petróleo esta semana ha sido la más abultada en todo este periodo, reflejo de la mayor escala del ataque de Tel Aviv —a diferencia del año pasado, los objetivos han incluido instalaciones nucleares—. Pero la respuesta de los inversores en otros mercados se ha parecido más a un reajuste de carteras que a un punto de inflexión, no digamos ya un episodio de pánico.

El mercado petrolero no es el de hace años o décadas: se extrae más petróleo del que se consume, Arabia Saudí tiene capacidad para aumentar el bombeo en poco tiempo, y el primer productor del mundo, Estados Unidos, está lejos del Golfo Pérsico y puede recuperar yacimientos no convencionales actualmente parados. Aun en este contexto, hay firmas para las que un escenario extremo llevaría el Brent por encima de los 120 dólares el barril.

El riesgo geopolítico añade otra capa de problemática a las decisiones financieras: la situación comercial, la deuda de Estados Unidos, el riesgo económico en EE UU, la geopolítica europea y la geopolítica de Oriente Medio. Los argumentos para quitar hierro a cada uno de estos elementos son perfectamente razonables. Sorprende, más bien, la aparente complacencia de los inversores ante la acumulación de interrogantes. Sobre todo a la luz de un mercado que ha subido, medido por el índice mundial de referencia MSCI, un 150% en la última década, con solo un par de sustos (en pandemia y en 2022).

La evolución de los acontecimientos en Oriente Medio es una incógnita sobre la que, además, no hay pautas claras; los conflictos militares son imprevisibles por definición. Igualmente, las otras incógnitas sobre la mesa dependen de algo tan inescrutable como el estado de ánimo de Donald Trump. En este sentido, el mercado parece haber entendido que la Casa Blanca se echa atrás cuando el mercado se pone de uñas: Trump Always Chicken Out.

El riesgo (para el mercado), reside en esta complacencia, fruto de una lógica sólida pero un tanto enrevesada. Asumir que al final todo se arreglará es comprar participaciones para que se rompa algo. Precisamente el inversor, no debería jugar con suposiciones, sino con combinaciones de rentabilidad y riesgo.

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