Defensa y seguridad, una apuesta necesaria
Para que el aumento del gasto tenga un impacto real, hay que abordar la formación de las personas y la distribución territorial de la industria

La decisión del Consejo de Ministros de España de destinar más de 10.000 millones de euros a la defensa no es simplemente un número en un presupuesto; es una declaración de intenciones en un mundo donde la seguridad se convierte en un pilar fundamental para nuestro futuro. Este compromiso de alcanzar el 2% del PIB en gasto en defensa y seguridad, en cumplimiento con las exigencias de la OTAN, no debe tomarse solo como una obligación, sino, más aún, como una oportunidad para fortalecer nuestra posición en el escenario internacional. España se encuentra en una encrucijada crítica, y es momento de asumir con determinación el liderazgo en nuestra propia seguridad.
Este incremento en la inversión en defensa es una respuesta decidida ante un panorama global en continua transformación. Las crecientes tensiones internacionales, los conflictos en regiones clave y la proliferación de amenazas cibernéticas demandan que actuemos con claridad de propósito. Este aumento presupuestario no solo subraya nuestro compromiso inquebrantable con la seguridad nacional, sino que también simboliza una apuesta por la autonomía estratégica y el bienestar sostenible de nuestra nación. Es una oportunidad sin igual para construir un país más fuerte, resiliente y preparado para enfrentar los desafíos del mañana con confianza y capacidad.
Asimismo, las políticas de defensa europeas han evolucionado significativamente, tal y como se aconseja y refleja en documentos clave como el Libro Blanco de la Defensa, el Plan ReArm Europe y el informe Niinisto. Estas iniciativas subrayan la importancia de la industria de defensa como uno de los pilares esenciales de la autonomía estratégica europea. Por su parte, el informe Draghi también resalta cómo esta industria es fundamental para la competitividad del continente, actuando como un faro que guía el desarrollo y la innovación en nuestro país. La industria de defensa no es solo un sector; es el motor que impulsa nuestra capacidad para enfrentar desafíos globales y asegurar nuestra posición en el mundo. Además, España se encuentra en una posición privilegiada para ser líder en este ámbito.
No obstante, esta nueva estrategia también conlleva desafíos que requieren nuestra atención. La industria de defensa en España se encuentra en una encrucijada, con la oportunidad de reinventarse y adaptarse a las nuevas realidades globales. Es crucial abordar la optimización de la oferta industrial para aumentar su capacidad, su orientación tecnológica y mejorar la percepción del sector en la sociedad. Además, debemos trabajar en la expansión del tamaño de nuestras empresas y en fortalecer nuestra participación en consorcios europeos e internacionales. Todos estos retos ya están contemplados en la Estrategia Industria española de la Defensa, que, ahora más que nunca, supone un estupendo punto de apoyo para dar respuesta a todos estos retos.
Entre los desafíos más críticos se encuentran la formación de capital humano y la distribución territorial de la industria de defensa. La capacitación del personal es fundamental para el desarrollo sostenible de este sector. Es imperativo que adaptemos los programas de formación profesional para incluir habilidades específicas en áreas como fabricación, armamentística, tecnología y ciberseguridad. Para lograrlo, es esencial implementar iniciativas educativas que preparen a los jóvenes para integrarse en este ámbito. Además, fomentar la colaboración entre universidades, centros de formación profesional y empresas del sector asegurará que contemos con una fuerza laboral muy cualificada y capaz de enfrentar los retos tecnológicos y de innovación que se presenten.
Otro reto importante es la distribución territorial de la industria de defensa, que ofrece la oportunidad de impulsar la cohesión y el desarrollo económico en todas las regiones del país, enfoque contemplado en la Estrategia Industrial de la Defensa a través de los corredores industriales. En este sentido, es esencial asegurar una distribución equitativa de las instalaciones industriales y las oportunidades de empleo, lo que no solo fortalecerá la cohesión territorial, sino que también actuará como un motor de crecimiento económico. Al hacerlo, incrementaremos el PIB y generaremos un número significativo de empleos, contribuyendo a un desarrollo más equilibrado en todo el territorio nacional.
Si bien la defensa es una competencia estatal, es innegable que las comunidades autónomas y los municipios desempeñan un papel fundamental en la educación, la formación y la atracción de inversiones en sus territorios. Además, la colaboración efectiva entre las distintas Administraciones y el tejido empresarial es crucial para alcanzar el éxito en este ámbito. En este contexto, es necesario que las políticas de desarrollo regional se alineen con los objetivos nacionales de defensa, estableciendo mecanismos robustos de coordinación y cooperación que faciliten la implementación de estas políticas y potencien el crecimiento económico y la innovación en nuestras comunidades. Solo a través de un enfoque integrado y colaborativo podremos maximizar el impacto de nuestras iniciativas en este sector.
En conclusión, el aumento del gasto en defensa aprobado por el Consejo de Ministros de España marca un hito trascendental en la política de seguridad del país. Sin embargo, para que este incremento tenga un impacto real y duradero, es crucial que enfrentemos los desafíos asociados con la formación de capital humano y la distribución territorial de la industria. La sinergia entre las Administraciones y las empresas es esencial para alcanzar los objetivos establecidos y garantizar un futuro seguro y próspero tanto para España como para la Unión Europea.
Chus Escobar / Ignacio Niño son socia responsable / ‘senior advisor’ de sector público de EY