Las claves: los emergentes mueven sus piezas para ganarse a China, EE UU y los inversores
India se perfila como sustituto, al menos parcial, para la cadena de suministro de las empresas estadounidenses en Asia


En el ajedrez geoestratégico mundial, las economías emergentes intentan esquivar los golpes que vienen de un lado y de otro, aunque les será difícil evitar tomar partido entre China y Estados Unidos, que parece el fin último de la guerra comercial intensificada por la Casa Blanca en los últimos meses. En particular India es un caso curioso: vecino de China, ha mantenido una posición inquietantemente neutral respecto a Rusia y a otros conflictos (seguramente puede permitírselo porque es el país más habitado de la Tierra), y ahora se perfila como sustituto, al menos parcial, para la cadena de suministro de las empresas estadounidenses en Asia. El vecino del que manda en el bloque de enfrente, México, no tiene tanto poder de negociación como mercado en sí, pero sí como fuente de producción.
Los inversores decepcionados con Wall Street y poco entusiasmados con el posible rebote de Europa encontrarán múltiples oportunidades en los emergentes. Con su dosis extra de riesgo, claro, pese a que políticamente todo se ha globalizado y estabilizado mucho.
El Gobierno valora con hechos el papel creador de empleo de las empresas
Hacienda renunciará a 2.000 millones de euros del impuesto de sociedades para potenciar que las empresas refuercen su capitalización y mantengan o aumenten el empleo. Es una medida un tanto contraria a parte del discurso del Gobierno –sobre todo de la parte de Sumar– en torno a las corporaciones, pero hay que valorar que apueste por fortalecer los cimientos de las empresas y su papel como creadoras de puestos de trabajo.
Es una de las medidas comunicadas el miércoles a la Comisión Europea en el informe de seguimiento del plan presupuestario estructural.
Las tecnológicas silban mientras la economía mundial tiembla
Cualquiera podría pensar que los aranceles de Trump son, en realidad, una campaña para fomentar el consumo antes de que entren en vigor; pero, en la práctica, los productos no perecederos –como los electrónicos– cuya compra se adelanta, dejan de adquirirse después, por lo que el resultado neto es nulo. Compañías como Apple así lo están detectando
Mientras, Meta, Alphabet o Microsoft están sorteando la incertidumbre global con buenos resultados. Aunque se comercien menos bienes, la gente sigue consumiendo datos y nube como si no hubiera un mañana. Una recesión global acabaría afectándolas, claro está: por ejemplo, al negocio publicitario de Google o las redes de Zuckerberg. Pero, por ahora, pueden seguir silbando.
La frase del día
“El acuerdo para la explotación de minerales pactado con el Gobierno de Estados Unidos no viola la soberanía ni la legislación de Ucrania. Descarto contradicciones al respecto. Tampoco viola nuestras obligaciones en materia de integración europea”
Denis Shmigal, primer ministro de Ucrania
El apagón, una crisis sin redes sociales, para bien (y para mal)
Uno de los inconvenientes del apagón del lunes, los problemas para conexión a internet, tuvieron un lado positivo, al menos en parte: al no poder acceder a las redes sociales, nos ahorramos la sobreinformación, sobreopinión y sobreestímulos en general que proporcionan estas plataformas. Para enterarse de lo que pasaba hubo, en general, que recurrir a la radio (a pilas, preferiblemente). Y, como no llovía, ni hacía frío ni calor, se pudo salir a la calle. Duró poco, por lo que fue hasta divertido (salvo para quienes dependían de máquinas de oxígeno, que tuvieron que asegurar su suministro). Si hubiera durado un poco más, es posible que el civismo mostrado por todo el mundo se hubiera transformado en algo peor. Sin redes sociales que sobreestimularan, pero también sin ellas para desahogarse.