De Wall Street a Europa: la rotación de los grandes inversores se consolida
Tras la debilidad del dólar y las dudas sobre la deuda, los gestores de fondos también reducen su exposición a la Bolsa estadounidense en favor del Viejo Continente

La tregua comercial y la resistencia de la economía al órdago proteccionista han permitido una recuperación en vertical de los activos de riesgo. Desde los mínimos registrados en abril, el S&P 500 sube más de un 20% y se sitúa a tan solo un 2% de los máximos registrados en febrero, antes de la administración estadounidense pusiera en tela de juicio del orden económico mundial del último siglo. Superados los momentos de mayor inestabilidad, Wall Street regresa a la casilla de salida: el S&P 500 sube un 2% en lo que va de año. Pero las dudas despertadas por el autodenominado (por Trump) Día la Liberación se han instalado en el mercado, y la actualidad poco hace por disiparlas.
Así, si en abril fueron el dólar y los bonos de EE UU quienes perdieron la etiqueta de activo refugio, castigados por los aranceles, las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda y el temor a un gravamen sobre las inversiones extranjeras están provocando un trasvase de carteras de Bolsa a través del Atlántico: el Stoxx 600 se anota un 9% en 2025. “Los inversores se enfrentan ahora a un entorno macroeconómico muy diferente al de las últimas décadas”, señalan desde Generali Investment. Desde los años 90, y en particular desde que EE UU superó la crisis de Lehman Brothers, los buenos resultados, el tirón de la tecnología, los estímulos fiscales y la relajación de la política monetaria hicieron del mercado estadounidense el favorito de inversores grandes y pequeños.
Ahora, por el contrario, el péndulo va en sentido contrario, y las señales de rotación son múltiples. La última encuesta de gestores de Bank of America revela la mayor infraponderación del dólar en 19 años. Además, la asignación a renta variable estadounidense cayó hasta una infraponderación neta (diferencia entre gestores que sobreponderan el activo respecto a los que infraponderan) del 38%, el nivel más bajo en dos años. Por su parte, el sondeo de Citi entre grandes gestoras de fondos ―que representan más de 20 billones de dólares en activos bajo gestión― confirma que la estrategia de “vender EE UU” se ha extendido desde las divisas y bonos, activo refugios en crisis anteriores, hasta alcanzar también a la renta variable. La posición de los gestores se ha vuelto neutral en Bolsa estadounidense, identificándola como el mercado menos atractivo del momento.

Europa gana peso en las carteras
A medida que Wall Street pierde tracción, Europa se perfila como una alternativa más atractiva. Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, cree que, a pesar de las subidas de más del 20% que acumulan índices como el Dax alemán, el Ibex 35 o 10,7 que suma el Euro Stoxx 50 en lo que va de año, las acciones europeas siguen estando infravaloradas. La combinación de estímulo fiscal duradero, flexibilización monetaria y unas valoraciones de partida atractivas es un buen augurio para los mercados europeos”, resume.
En la misma línea se mueven los analistas de BlackRock. La mayor gestora del mundo, que a comienzos de año elevaba al máximo su apuesta por la Bolsa estadounidense, ha ido ajustando sus carteras al calor de las noticias comerciales y ha aprovechado el revuelo para elevar su recomendación sobre la Bolsa europea a neutral, apoyada en el impulso fiscal alemán. En Alemania, el cambio de paradigma ha sido clave: tras décadas de ortodoxia fiscal, Berlín ha aprobado de un ambicioso plan de gasto en infraestructuras y defensa, que incluye una reforma constitucional para eximir el gasto militar de los límites de deuda. “Es probable que la inesperada bonanza fiscal alemana y el fuerte aumento del gasto en defensa a escala nacional y de la UE tengan consecuencias de gran alcance para la renta variable”, sostiene Martin Skanberg, gestor de renta variable europea de Schroders.
Los datos de flujos de capitales refuerzan este renovado interés. Según datos de Schroders, en los tres primeros meses de 2025 los fondos de gran capitalización de Bolsa europea acumularon entradas netas de 32.000 millones de euros, con 17.000 millones solo en marzo. “Esto indica un fuerte interés de los inversores por el mercado europeo”, subrayan.
Pese al cambio de sesgo, en BlackRock advierten que estas entradas apenas compensan años de salidas masivas. “El proceso está comenzando a revertirse. Aunque la brecha de valoración entre EE UU y Europa se ha reducido, el descuento europeo sigue siendo históricamente elevado, lo que deja margen para una mayor convergencia”, apuntan. A medio plazo, identifican otros catalizadores adicionales: la posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania, un entorno de inflación contenida que permitiría al BCE bajar tipos, y el impulso que podrían suponer los estímulos chinos para las exportaciones europeas.
Aun así, los analistas de la mayor gestora del mundo no descartan por completo la Bolsa estadounidense. Aunque reconocen que la corrección de los últimos meses ha estado marcada por una reacción emocional a los riesgos geopolíticos y fiscales, insisten en que los fundamentales siguen respaldando a EE UU: los beneficios empresariales crecieron más de un 18% interanual en el cuarto trimestre, frente al 7%-8% de Europa. Además, el tamaño del mercado es una ventaja estructural: con una capitalización cercana a los 63 billones de dólares al cierre de 2024, las cotizadas estadounidenses representan más de la mitad del valor bursátil global, según Dow Jones. En comparación, Europa, China continental y Hong Kong juntas apenas alcanzan el 25%.
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