Carmignac apuesta por la Bolsa europea y es selectivo con la renta fija
La gestora francesa augura “un retorno parcial al oro y una adopción acelerada de criptomonedas” a cuenta de las políticas comerciales de Donald Trump y la pérdida de credibilidad institucional en EE UU


La gestora francesa Carmignac se suma a la ola de firmas de inversión que ven en el trumpismo una forma de erosionar el estatus del dólar como divisa de reserva global. Durante un encuentro con medios, los analistas de la firma advirtieron de que las políticas comerciales de Donald Trump, la creciente fragmentación geopolítica y la pérdida de credibilidad institucional en EE UU, están acelerando el fin del excepcionalismo estadounidense. La estrategia de la casa de inversión para afrontar la segunda mitad del año pasa por la Bolsa europea —a la que le auguran una evolución positiva en un entorno de bajada de tipos y por el aumento del gasto de países como Alemania—; así como por el yen japonés y el euro en divisas. En renta fija recomiendan afinar la selección en bonos soberanos y se decantan por el crédito corporativo. Raphaël Gallardo, economista jefe de la gestora, sentenció que “sin una alternativa fiduciaria creíble, habrá un retorno parcial a los metales preciosos [sobre todo el oro, que sube un 29,5% en el año] y una adopción acelerada de criptomonedas y stablecoins”.
Además, destacan que el dólar no se está fortaleciendo frente al resto de divisas y que su papel como activo refugio se está debilitando. Su fortaleza en ciclos expansivos es, de hecho, cada vez más cuestionada. La señal más clara es que en lo que va de año ha habido varios días en los que han caído simultáneamente la Bolsa estadounidense, los precios de los bonos a largo plazo y el propio dólar. “No es habitual, pero ocurre. Eso exige cautela”, advirtió Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.
Este cambio de paradigma monetario no es un fenómeno aislado, apunta la gestora, y va acompañado de una redistribución del crecimiento global. El trumpismo, con su retórica proteccionista y su impacto sobre el comercio mundial, está desplazando el dinamismo económico desde EE UU hacia otras regiones, “especialmente Europa, Japón, Canadá e India”. Mientras tanto, destacan ambos analistas, China intenta ganar tiempo debilitando el yuan para recuperar margen de maniobra presupuestaria y fiscal, y los países emergentes fuera del radar arancelario —como Latinoamérica o Sudáfrica— se benefician de su exposición a activos reales y de su menor vulnerabilidad geopolítica.
Por todo lo anterior, la casa de inversión ha rediseñado su estrategia para la segunda mitad del año, y en renta fija van con bisturí. La parte larga de la curva —bonos a más de 10 años— les inspira desconfianza. “El apetito por estos instrumentos se ha evaporado”, explicó Thozet. “Las aseguradoras y fondos de pensiones, compradores naturales, ya no tienen la misma necesidad”, ahondó. En Europa evitan el tramo medio de la curva —bonos con vencimientos entre cinco y siete años—, donde perciben más riesgo que recompensa.
En Estados Unidos, en cambio, dicen que ese mismo segmento ofrece algo de valor. “La Fed tiene margen de maniobra”, explicó Thozet, refiriéndose a la capacidad del banco central estadounidense para bajar o subir tipos si la situación lo exige. Sin embargo, matizó que ese margen no implica acción inmediata: “La Reserva Federal es más reactiva que proactiva”, por lo que esperará a ver si hay efectos a cuenta de los aranceles antes de intervenir. Por eso evitan el extremo corto de la curva (entre uno y dos años), muy sensible a las decisiones inmediatas del banco central.
En crédito corporativo, la gestora encuentra una “isla de visibilidad”. Los rendimientos de entre el 6% y el 6,5% que encuentran en este tipo de activos sirven de colchón frente a escenarios adversos. “Para borrar ese comportamiento, los tipos tendrían que subir dos puntos porcentuales”, explicó Thozet. Aun así, protegen sus posiciones con coberturas: desde índices de crédito como el crossover —que refleja el riesgo de impago de empresas más vulnerables y que sube cuando el mercado se pone nervioso— hasta deuda soberana periférica en Italia o Francia. “Usamos coberturas del rico y del pobre”, bromeó.
En divisas, Carmignac opta por combinar activos muy defensivos con otros más arriesgados, buscando el equilibrio entre protección y rentabilidad. En el lado defensivo, apuestan por el euro y el yen japonés, beneficiados por la repatriación de capitales. En el lado cíclico, por el real brasileño y el peso chileno, impulsados por sus balanzas comerciales y su exposición a activos reales. “Chile, con una balanza comercial al nivel de los años dorados del boom chino, se beneficia del cobre; y Brasil, con un superávit comercial robusto y una cuota dominante en soja, proteínas y naranjas, ofrece exposición a activos reales”, aclararon.
En la renta variable son más conservadores. Las valoraciones en EE UU —con una relación precio-beneficio en torno a 21— son, históricamente, un mal comienzo: “Cuando se parte de estos niveles, los retornos a 10 años han sido planos”, explicó. Pero eso no significa renunciar al crecimiento. De hecho, siguen invertidos en el sector tecnológico, especialmente en empresas ligadas a la inteligencia artificial. “Este mundo está más limitado por la oferta que por la demanda”, dijo, y compartió que compran acciones de Nvidia; pero su apuesta más fuerte es TSMC, el gigante taiwanés de los chips, que cotiza a la mitad del múltiplo de la primera. Entre los hiperescaladores, prefieren a Google por su “valoración más razonable”.
Para Carmignac, las Bolsas europeas están “baratas y poco presentes en las carteras de los inversores e infravaloradas”. Su apuesta en renta variable europea es para valores que con fuerte peso en su mercado local, como Safran, Michelin o EssilorLuxottica; las exportadoras con capacidad para fijar precios (Hermès o Ferrari), y las que están posicionadas en el consumo interno del continente, como Siemens y las famosas German Mittelstanda, un grupo de pymes alemanas, usualmente familiares y especializadas. Algunos valores de este grupo son Bechtle, proveedor de soluciones de IT; o Sto, especializada en materiales de construcción sostenibles.
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