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El grupo de ropa deportiva Ternua presenta concurso voluntario de acreedores

El pasivo alcanza los 16 millones tras una caída de las ventas desde hace tres años

Jesús Anduaga (a la izquierda), consejero delegado, y Jokin Umerez, director general del grupo vasco de ropa deportiva Ternua, en el showroom de Arrasate (Gizpuzkoa), en 2015.

El grupo Ternua, especializado en ropa deportiva, ha presentado este viernes concurso voluntario de acreedores con un pasivo de 16 millones ante el Juzgado de lo Mercantil Número 2 de San Sebastián. Esta fórmula de suspensión de pagos facilita la búsqueda de inversores que apuesten por el proyecto y permitan salvar la empresa. De hecho, ya hay una oferta vinculante para una de sus tres divisiones de negocio. En concreto por Loreak Mendian, especializada en equipamiento para deportes de montaña.

Desde el grupo vasco justifican el concurso por “el crítico momento que está atravesando el sector textil a nivel mundial”, porque los costes se han disparado y las ventas de ropa deportiva de calidad se han desplomado, señalan. Lo que “ha puesto en jaque a primeras firmas internacionales tras un ajuste de mercado tremendo y sin precedentes”.

En pérdidas desde hace años, Ternua cerró 2024 con unas ventas de 29,2 millones. Su oferta de ropa deportiva es de más calidad y precio que la media del mercado. Comercializa las marcas Ternua, Astore, Lorpen y Loreak Mendian.

Con sede en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa), tiene una fábrica en Etxalar (Navarra) y una red de 28 tiendas. Su plantilla está integrada por 180 trabajadores.

Desde 2023, cuando facturó 34 millones, las pérdidas y la deuda fueron en aumento. Ternua aplicó un plan de choque, refinanciando la deuda y optimizando costes. “Decisiones que no han encontrado ni el respaldo ni la complicidad del mercado”, que ha registrado “una caída notable y continuada” en el consumo de de ropa deportiva, “especialmente desde el segundo semestre de 2022″.

Antes de presentar el concurso, la dirección del grupo, que pasará a ser gestionado por el administrador que nombre el juez, contactó con posibles inversores.

La génesis de esta crisis comenzó en 2020, cuando el coronavirus sorprendió a Ternua en fase de crecimiento orgánico e inorgánico, con la reciente incorporación ese año de la cadena Loreak Mendian. El grupo desactivó sus inversiones, pero ya había acumulado stock y deudas con proveedores.

Tras la pandemia, en Ternua señalan que hubo un cambio en los hábitos de consumo. Además, la crisis que generó la Covid-19 en las cadenas logísticas disparó los costes del sector. El remate llegó con la guerra de Ucrania y su impacto en aumentos de la inflación y de los tipos de interés, circunstancias que redujeron la capacidad de compra de los consumidores, según Ternua.

Desde 2010, el grupo ha invertido 10 millones. Los beneficios se destinaban a fortalecer el balance para financiar la dinámica del grupo. Fruto de estos esfuerzos, la compañía cuenta con el sello B Corp, que distingue a las empresas sostenibles.

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